Caminando por Comillas, uno se sumerge en un universo de historia, arquitectura y naturaleza que atrae a cualquiera. Esta villa, ubicada en la costa occidental de Cantabria y a tan solo 48 kilómetros de Santander, cautiva con sus playas y sobre todo con su legado arquitectónico neogótico, neoárabe y neomudejar fruto de la visión del Marqués de Comillas.
Antonio López, el Marqués de Comillas, trazó el destino de este pueblo con la misma determinación con la que surcaba los mares. Desde sus empresas en América hasta su regreso triunfal a su tierra natal, su huella se entrelaza con cada rincón de esta localidad. Y fue su visión la que atrajo a los más grandes arquitectos de la época, que dejaron en Comillas joyas del modernismo que hoy son visitadas por miles de turistas al año.
Nuestro paseo por Comillas comenzó con una obra maestra: el Capricho de Gaudí. Una sinfonía de formas y colores que hipnotiza desde el primer instante. Sus tonalidades rojas y verdes, como un lienzo que cobra vida, encierran la genialidad del genio catalán Antonio Gaudí, quien es conocido por ser uno de los artistas más importantes. Las cerámicas de flor de girasol, meticulosamente dispuestas, añaden un toque de exuberancia a este edificio construido entre 1883 y 1885 y que parece surgir de un cuento de hadas.
El Palacio de Sobrellano
Justo al lado del Capricho, se alza el Palacio de Sobrellano o Palacio del Marqués de Comillas, testigo del esplendor de la aristocracia cántabra. Su fachada neogótica-modernista parece evocar la grandeza de épocas pasadas. Fue aquí donde la luz eléctrica se encendió por primera vez en España, iluminando no solo el edificio, sino también el futuro de una nación.
Al adentrarnos en sus estancias nos sumergimos en un mundo de opulencia y refinamiento. Desde la sala del billar hasta el salón del trono, cada espacio resulta llamativo. Sin embargo, lo mejor son las paredes del salón de trono decoradas con pan de oro.
También visitamos la Capilla Panteón de los Marqueses, primer edificio modernista de la localidad y que cuenta en su interior con muebles diseñados por Gaudí, además de sus panteones en los que descansan los restos de ilustres Marqueses de Comillas.
La Antigua Universidad Pontificia
Tan imponente que puede verse desde El Palacio de Sobrellano, la Antigua Universidad Pontificia domina el horizonte de Comillas con su arquitectura neogótica-mudéjar modernista. Aquí, entre sus muros de piedra, nació una de las instituciones educativas más prestigiosas de España. Hoy, este edificio alberga el Centro Universitario Ciese-Comillas. Desde aquí nos tomamos nuestro tiempo para apreciar las vistas de los dos edificios mencionados anteriormente y del paisaje urbano y natural de Comillas.
Plaza de la Constitución y centro histórico
En el corazón de Comillas visitamos la Plaza de la Constitución, junto con el Antiguo Ayuntamiento y la Iglesia Parroquial de San Cristóbal. Callejeando por el centro histórico también nos encontramos con la Fuente de los Tres Caños, una curiosa fuente-farola de piedra que cuenta con 3 caras y un caño en cada una de ellas. Se construyó en 1899 por Luis Domènech i Montaner y cuenta con un farol en la parte superior recordando que Comillas fue el primer pueblo español con luz eléctrica.
La Casa del Duque y el Parque Güell y Martos
Ubicada en el Prado San José, nos dirigimos a la Casa del Duque de Almodóvar del Río, un ejemplo de la influencia inglesa en la arquitectura de Comillas construida a finales del siglo XIX. Aunque no es posible recorrerla por dentro, con su fachada basta para admirar el buen gusto de la época.
Frente a la Casa del Duque se extiende el Parque Güell y Martos, nuestra elección para descansar gracias a su tranquilidad y sus impresionantes vistas. Desde aquí, se puede admirar la costa cántabra y el encanto del puerto. Además, el monumento al Marqués de Comillas crea la postal perfecta.
Más curiosidades de Comillas
En cada esquina, Comillas nos sorprendió con detalles que hacen de este lugar algo único. Por ejemplo, la Puerta del Moro o Puerta de los Pajaritos. Diseñada por Gaudí, a simple vista parece no ser más que una puerta de piedra. Sin embargo, cuando conoces su historia, se convierte en uno de esos rincones curiosos. Con sus esquinas redondeadas y sus tres huecos distintivos, uno para coches, otro para personas y uno circular en la parte superior derecha, la Puerta del Moro revela su verdadero propósito: ser un refugio para los pajaritos.
Otro lugar curioso, aunque no llamativo para todo tipo de público, es el Cementerio de Comillas. Nos acercamos a él atraídos por la escultura del «Ángel exterminador» de Josep Llimona que lo custodia y sin duda, admitimos que es uno de los más bonitos, puesto que cuenta con unas envidiables vistas al mar y las ruinas de una antigua ermita gótica en su interior.
Descanso y playa
Después de pasar horas caminando por Comillas, nos acercamos a nuestra última parada, especial para aquellos como nosotros que buscábamos la combinación perfecta de naturaleza y belleza. La playa de Comillas es el lugar ideal para relajarse y disfrutar del sol.
Leave a Reply