Situado en el corazón de Cantabria, el pueblo de Cartes se erige como un tesoro histórico y un refugio de belleza natural que invita a los viajeros a sumergirse en un pasado medieval mientras disfrutan de los paisajes idílicos que lo rodean.
Con sus calles empedradas, su arquitectura centenaria y su entorno pintoresco, Cartes ofrece una experiencia única que combina historia, cultura y naturaleza.
Nuestro recorrido por Cartes comienza bajo el puente de Santiago de Cartes, una estructura emblemática que marca la entrada al pueblo y nos da la bienvenida con su imponente presencia. Desde aquí, nos adentramos en la Vía Verde del Besaya, una ruta que sigue el curso del río y nos lleva a través de paisajes salpicados de flores de cerezo. El murmullo del agua y el canto de los pájaros crean una atmósfera de paz y serenidad que nos invita a desconectar y disfrutar del entorno natural.
A medida que avanzamos por la senda, dejamos atrás el bullicio del pueblo que poco a poco va despertando y saliendo a la calle. Junto a unos cuantos corredores madrugadores, somos testigos del contraste entre el azul del cielo y el verde de los árboles que nos rodean. Sin duda, un recorrido que merece la pena, aunque en esta ocasión solo nos limitáramos a la sección que recorre Cartes hasta llegar al parque de El Ánsar. Para los más aficionados, la Vía Verde del Besaya en su totalidad abarca desde Suances hasta Barros, en Los Corrales de Buelna, pasando por Santillana del Mar, Torrelavega y Cartes.
Más tarde, nos encontramos con el Camino Real, la calle principal flanqueada por antiguas casonas de piedra y edificios históricos que nos transportan a tiempos pasados. El Torreón de Cartes, una imponente fortaleza medieval que domina el horizonte, nos recuerda la rica historia de este pueblo y su importancia como enclave estratégico en la región. Fue construido en el siglo XV por la familia Manrique como una fortaleza defensiva contra los señores de La Vega. Esta joya arquitectónica, compuesta por dos torreones unidos por gruesos muros, albergaba puertas que servían para abrir o cerrar el camino real, así como para controlar el paso de mercancías y personas. Su diseño único, con arcos ojivales y hendiduras en la mampostería, nos transporta a la edad medieval y nos permite imaginar la vida en aquellos tiempos remotos.
Continuamos nuestro paseo por las estrechas calles adoquinadas del casco urbano, el cual fue declarado Conjunto Histórico desde 1985, deteniéndonos de vez en cuando para admirar la arquitectura tradicional y los detalles ornamentales de las casas. En primer lugar, nos sorprenden los escudos de armas que adornan las fachadas y las galerías de madera que se asoman sobre las calles, creando un ambiente único y lleno de encanto; sin embargo, también la naturaleza encuentra su protagonismo gracias a las flores que adornan dichas fachadas.
Al final de nuestro recorrido, nos despedimos de Cartes con la promesa de regresar pronto. En Cantabria siempre pueden encontrarse pueblos como este que transmiten la sensación de haber hecho un viaje en el tiempo a un lugar donde la historia y la naturaleza se entrelazan de manera mágica.
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