Paula López (@el_rincon_de_pintar), arqueóloga de formación y artista por vocación, ha encontrado una forma única de combinar sus dos pasiones: la arqueología y la ilustración.
Desde muy pequeña, Paula ha sentido una atracción especial por el dibujo y la pintura, al punto de escribir e ilustrar pequeños cuentos. Esta pasión evolucionó con el tiempo, llevándola a explorar más profundamente el arte. «Mi formación no tiene nada que ver con el arte —soy arqueóloga—, pero pronto se me ocurrió una forma de combinar ambas pasiones», comparte Paula. «A tiempo parcial, he apostado por la ilustración arqueológica y científica, como una forma de divulgar y compartir con la gente conceptos tan fascinantes como la Prehistoria».
Durante la pandemia, Paula experimentó un momento de introspección que la llevó a tomar una decisión crucial: mostrar sus obras al público. «Fue en ese momento cuando decidí, tras insistencia de mis círculos cercanos y muchas dudas, tomar este camino de forma más ‘profesional’», recuerda Paula. Así nació su tienda en Etsy «El Rincón De Pintar» y su presencia en redes sociales, donde muestra sus dibujos y conecta con una audiencia global. Algo relevante que destaca es que «tenía claro que no quería convertir una pasión en una obligación», por lo que ha procurado tomar las decisiones correctas para disfrutar el camino sin desprenderme de la parte más íntima del arte.
El arte de captar la naturaleza y los rostros humanos
Siente una conexión profunda con su tierra natal, Cantabria, y esto se refleja en sus obras, especialmente en los paisajes. «Me fascinan los cielos y las nubes; los juegos de luces que la naturaleza es capaz de crear por sí misma y es un reto estimulante tratar de recrearlos», explica. Además, su pasión por las flores y los retratos ha crecido con el tiempo. «Retratar a una persona implica, para mí, descifrar también la parte más profunda e implícita en matices y expresiones; algo a lo que solo se puede llegar desarrollando una sensibilidad especial», afirma. Para la artista, lograr retratos expresivos ha sido últimamente otra de sus grandes satisfacciones.
Aunque Paula ha experimentado con diversos medios artísticos, se ha inclinado mayoritariamente por la acuarela. «La acuarela me permite la gracia de la improvisación más que cualquier otro medio», comenta. Este medio le ofrece la flexibilidad y la rapidez necesarias para capturar los efectos de la luz que tanto le fascinan, aunque también conlleva el reto de la imposibilidad de corrección, lo que añade una capa de autenticidad a su obra. «La ausencia de líneas definidas es muchas veces es la clave para el impresionismo, para sugerir y dejar que los ojos hagan el resto».
Aprender a través del arte
Para Paula, el arte ha sido un maestro de vida. «Lo más fundamental que he aprendido ha sido a mirar, más allá de lo tangible; a analizar las formas, las estructuras de las cosas; los efectos de la luz y la sombra, y a comprender mejor cómo está construido el mundo sensible», dice. Además de desarrollar una comprensión más profunda del mundo que la rodea, el arte le ha enseñado a manejar la frustración, a improvisar y a disfrutar del proceso creativo.
En cuanto al reto que supone vender tu arte y conectar con el público, afirma que fue una decisión que la llenó tanto de miedo como de emoción. «La clave del éxito es no buscarlo, y no hacer de tu pasión tu obligación», reflexiona. A pesar de las dudas iniciales, Paula ha encontrado en los mercadillos y en su tienda online una forma de conectar con personas de todo el mundo. «Siempre me emociona pensar que gente alrededor de todo el mundo tiene mi obra en su pared». Pese a las dificultades, sobre todo en trabajos por encargos a la hora de tener que cumplir las expectativas y mantenerse fiel a uno mismo, destaca: «Siempre intento ver personas y no clientes; quien elige mi estilo, por lo general, respeta la libertad creativa».
Una vida de recuerdos y aventuras
Las redes sociales son una ventana a la experiencia de pintar al aire libre; sin embargo, detrás de las fotografías o vídeos perfectos, se esconde una realidad que no siempre es tan cómoda. Para Paula, estas experiencias han sido diversas y enriquecedoras. Desde pintar en posturas inverosímiles hasta usar agua de río, cada pintura se convierte en un recuerdo vivo de sus viajes. «Los lugares se recuerdan distinto cuando se pintan; con más cariño y más lucidez», afirma. Aunque las primeras veces «fueron muy precarias», considera que es eso lo que le aporta «más magia a la experiencia».
Para algunos artistas, pintar en la calle quizá sea un poco intimidante, aunque también puede convertirse en una oportunidad para conocer a gente de diversos lugares. «Depende mucho de la cultura de cada país o región, pero por lo general la gente se sigue asombrando de ver a otras pintar en la calle. Hay curiosos que se asoman por encima de tu hombro, hay quien mira de lejos, hay quien se acerca y dice algo, e incluso quien te propone un precio por lo que estás haciendo en ese momento. Es muy gratificante y recuerdo muchas anécdotas con cariño».
Si nos centramos en Cantabria, pasamos a hablar de una fuente inagotable de inspiración. «Cantabria es infinita, y me ha ofrecido desde los valles más profundos hasta las costas más escarpadas, pasando por bosques de ribera en otoño y preciosos pueblos de piedra antigua», describe. A través de sus pinturas, Paula no solo captura la belleza de su entorno, sino que también profundiza en su patrimonio cultural. «Suelo inclinarme más por sus paisajes; ese verde brillante tan especial de los prados, ese azul ultramar que se funde con el cielo, los bosques frondosos y los reflejos de las hojas en los ríos». Aunque eso no es todo, pues también disfruta retratando rincones de sus murallas, puentes o ermitas.
«Embarcarme en cada pintura de Cantabria me aporta comprensión del patrimonio que me rodea y me ha visto crecer. Observar un entorno con ojos de artista es valorarlo en lo estético, pero también en lo fundamental».
Con la mirada hacia el futuro
Paula no tiene planes de convertir su pasión en una obligación profesional. Prefiere seguir disfrutando del proceso creativo y continuar mejorando sus habilidades de manera natural. «Espero mejorar en muchos aspectos, eso sí, pero desde la autocompasión, la escucha y la sensibilidad, y aprendiendo a dejar de lado el perfeccionismo que casi siempre me acompaña», dice. Su objetivo es mantener el arte sensible, profundo y vivo, especialmente en estos tiempos de tecnologías emergentes y superficialidad y manteniéndose en el camino de la ilustración arqueológica y la divulgación. Finalmente, como consejo, Paula anima a otros artistas a seguir sus propios caminos creativos. «Les aconsejaría que se alejen del mercado ‘tópico’ del arte, y exploren sus propias fórmulas», sugiere.
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