Visitar Potes es encontrarse con un pueblo de montaña enclavado en el corazón de los impresionantes paisajes de la comarca de Liébana, en Cantabria. Desde sus puentes medievales hasta sus callejuelas empedradas y plazas llenas de vida, cada rincón de esta joya es mágico.
La carretera serpenteaba entre las gigantescas paredes rocosas del Desfiladero de la Hermida, revelando vistas que a un conductor inexperto seguro aterrarían. Las verticales paredes de hasta 600 metros de altura parecían tocarse con el cielo, mientras el río Deva rugía a nuestro lado, esculpiendo este monumento natural a lo largo de milenios. A medida que nos acercábamos a Potes, las montañas se alzaban a lo lejos y los imponentes Picos de Europa nos observaban.
Al llegar a Potes nos topamos con un pueblo que parece sacado de un cuento de hadas enclavado en medio de un valle de ensueño. La Iglesia de San Vicente fue la primera en recibirnos y desde ahí nos dirigimos hacia la Torre del Infantado, una fortificación del siglo XIV que se yergue con orgullo sobre el pueblo. Sus paredes de sillarejo guardan secretos de tiempos pasados, desde sus días como residencia de nobles o como cárcel hasta su función actual como Ayuntamiento y sala de exposiciones.
Villa de los puentes
Continuando nuestro recorrido por la villa de los puentes cruzamos el Puente de San Cayetano, una estructura que parece surgir de la misma piedra sobre la que se erige Potes. Sus arcos medievales nos transportaron a un mundo donde el tiempo fluye con la serenidad del río Quiviesa que lo atraviesa.
Desde el Puente de San Cayetano, descendimos por unas escaleras que nos llevaron a las orillas del río Deva y del río Quiviesa, ofreciéndonos un paseo durante el cual parecía solo importar el sonido del agua que fluía entre las piedras.
El Puente Nuevo, más moderno, pero no menos encantador, también nos brindó una vista privilegiada. Desde aquí, con los Picos de Europa como telón de fondo, el paisaje adquiere una belleza digna de ser capturada en una fotografía.
Siguiendo nuestro camino, nos dirigimos al Puente de la Cárcel, otro monumento de piedra que destaca por su estructura robusta y sus vistas panorámicas.
Cada paso por estos puentes era como un viaje en el tiempo, sobre todo mientras caminábamos por las antiguas calles empedradas del casco viejo.
Bullicio y actividad
La Plaza del Capitán Palacios, con su templete en el centro, nos recibió con su bullicio característico, lleno de terrazas de cafés y tiendas de souvenirs. Aunque aquí la magia medieval parece perderse un poco, las vistas siguen siendo lo mejor.
Potes es una combinación única de belleza natural, patrimonio histórico y turismo activo que conquista desde el primer momento.
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