Embárcate en un viaje por Suances, una joya costera en Cantabria que nos sorprendió con sus playas y rutas escénicas. Desde impresionantes miradores y playas donde el verano parece haber llegado ya hasta una singular ermita enclavada en un acantilado.
Comenzamos en Suances desde el Mirador de Quinta del Amo, un punto que ofrece una panorámica espectacular del pueblo y del mar. Aquí, se encuentra el Palacio del Amo, una de las edificaciones más antiguas de la villa. Además, las letronas de Suances, situadas cerca, son el lugar perfecto para inmortalizar el inicio del viaje.
El centro histórico de Suances, aunque de arquitectura moderna, guarda rincones tradicionales como la Casa Consistorial y la Iglesia de Nuestra Señora de las Lindes que merecen una visita.
Desde el casco antiguo, descendimos hacia el Paseo Marítimo, que bordea la Playa de la Concha. Este paseo es el alma de la vida veraniega de Suances. Desde ahí tuvimos la oportunidad de presenciar la III edición del Campeonato Europeo de DogSurf aunque no nos quedamos mucho rato porque subimos las escaleras que se encuentran a la izquierda de la playa y que conducen a la Punta del Dichoso, uno de nuestros lugares predilectos. Esta península, con sus caminos sencillos, es ideal para explorar. El sendero del Dichoso ofrecen vistas impresionantes y la sensación de estar en un lugar único, alejado del bullicio, pero lleno de vida.
Parados en el mirador nos maravillamos con la panorámica de la Playa de los Locos, la Roca Blanca y el Faro de Punta del Torco, uno de los nueve faros de Cantabria.
Hay que admitir que la Playa de los Locos es, sin duda, una joya salvaje. Situada entre acantilados, su acceso requiere bajar una empinada pendiente, pero la recompensa es una playa donde el mar muestra su fuerza. En contraste, la Playa de la Concha es perfecta para familias, con su arena fina y dorada y aguas tranquilas.
De la Playa de la Concha a la Ermita de Santa Justa
Para los amantes del senderismo, la ruta que va desde la Playa de la Concha hasta la Ermita de Santa Justa es una experiencia única. Este recorrido, de unos 16,81 kilómetros, pasa por lugares que ya hemos mencionado antes como la Punta del Torco, el Faro de Suances y la Playa de los Locos. Cabe destacar que aunque la distancia parezca larga, es una caminata sin complicaciones y tranquila. Lo único que tienes que hacer es dejarte llevar por las vistas y seguir el camino rojo que continúa hacia la Playa del Sable en Tagle.
Ahí, el sendero por los acantilados es sin duda una experiencia para los sentidos. Aunque estrecho, el camino es seguro y ofrece vistas inigualables del Mar Cantábrico hasta llegar a la Torre de San Telmo, una atalaya medieval del siglo XIV. Aunque en ruinas, esta estructura ofrece unas vistas espectaculares de la costa y un vistazo al pasado defensivo de la región.
Uno de los lugares más curiosos de Cantabria es la Ermita de Santa Justa. Construida en una cueva y accesible tras un descenso desde las ruinas en lo alto, fue el punto culminante de la ruta. La vista desde aquí es alucinante, con el mar batiendo contra los acantilados.
La ermita está literalmente empotrada en un acantilado, lo que le confiere una belleza singular. A sus pies, se encuentra la pequeña playa de Santa Justa, lugar donde puedes sentarte a descansar y admirar el paisaje mientras te preparas para el camino de regreso a Suances que ya no es por la costa.
La historia de la Ermita de Santa Justa es fascinante. Construida en el siglo XVI, aprovechando una cueva del acantilado, cuenta con solo dos paredes de mampostería y una cubierta de teja. Este lugar semirrupestre fue consagrado gracias a unas reliquias de Santa Justa y Rufina, mártires sevillanas del siglo III. Además, cada 19 de agosto, se celebra una romería en honor a estas santas, trasladando la imagen de la Virgen hasta la ermita, convirtiéndola en un lugar de peregrinación.
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